(Una entrevista de A. Díaz para el diari0 La Tribuna)
Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional España, visitó Albacete con motivo del Festival Sol Mestizo, organizado por el grupo local de la organización, dentro de la campaña Declaración Universal de Derechos Humanos, 60 Aniversario.
Esteban Beltrán comentó a La Tribuna de Albacete distintos aspectos sobre el festival de este fin de semana y la conmemoración.
¿Qué significa para Amnistía un festival como éste?
Algo único. Yo he vivido varios y realmente se ha convertido en algo que hace los derechos humanos populares; es algo importante porque ha ido evolucionando y la gente no sólo escucha música, tiene conferencias, participa en talleres..., tiene la gran virtud de convertir los derechos humanos en algo popular, y eso es estupendo.
¿También funciona como ‘banderín de enganche’?
Nos gustaría que fuera un banderín de enganche en el sentido de que la gente se apuntara a Amnistía. Sol Mestizo es una demostración clara de como gente corriente trabaja por gente corriente; mucha gente colabora y en Albacete hay ya más de 300 socios, pero necesitamos que haya muchos más. Un festival de esta envergadura no es común, de hecho este año Sol Mestizo es el primer acto grande para celebrar el 60 aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Esta celebración, ¿sería también un recuerdo, una llamada de atención?
Varias cosas, porque celebrar significa que por primera vez en al historia de la humanidad, y la humanidad tiene una historia muy sangrienta, todo el mundo estuvo de acuerdo en algo que es hoy todavía revolucionario, que todo el mundo nace igual y es igual en dignidad y derechos, y esto significa un avance tal de 19 siglos que es espectacular; pero al mismo tiempo hay que seguir luchando porque esto no sea papel mojado, es papel, pero hay que intentar que no sea mojado, porque los gobiernos, por ejemplo, prometieron liberarnos de la tortura y hoy hay 85 países donde se tortura; cuando decían que todo el mundo tiene derecho al presunción de inocencia, hoy estamos en que todo el mundo es culpable hasta que no demuestre que es inocente; estamos hablando que decían que íbamos a vivir con estándares mínimos de dignidad y derechos, que podríamos comer, y estamos hablando, por ejemplo de un país como Malawi, con un 14% de la población con Sida y sin acceso a medicinas. Es decir, hay que seguir peleando para que esa Declaración sea real.
¿También hace falta ese trabajo en países democráticos?
Clarísimo, en muchos países la democracia no merece tal nombre, porque cuando una democracia hace que un señor comparezca ante un tribunal, por ejemplo un director de la CIA, y dice que ha utilizado el simulacro de ahogamiento con detenidos, y que lo seguirá haciendo, y sale de allí sin que lo detenga nadie, estamos hablando de cosas muy peligrosas. Cuando estamos hablando de que se pueda expulsar colectivamente, o se quiera expulsar a menores de edad, desde aquí a su país, sin ningún tipo de garantía, sin que el fiscal intervenga, y al menor lo mandan donde su familia está destrozada, o donde ha sufrido violencia, sin servicios sociales, entregado a la policía, como pasa en Marruecos, es una violación de derechos humanos. La violencia de género es una violación de los derechos humanos; una mujer después de denunciar 12 veces, recibe 12 puñaladas, sin que la policía o el juzgado haga nada, es una violación de derechos humanos. La violación de derechos humanos está lejos y también cerca.La expulsión de inmigrantes también afecta a la declaración.Afecta porque esa declaración dice que nadie puede ser discriminado por razón de su origen étnico, situación administrativa y efectivamente en el mundo hay 200 millones de trabajadores ilegales y ha crecido siempre la inmigración, a pesar de que los gobiernos se empeñen en controlar sus fronteras porque es inútil, la gente sigue huyendo de la miseria; además el Estado no se prepara para recibirlos y ocasiona dramas terribles y esto hay que tener mucho cuidado porque los gobiernos saben que los inmigrantes son necesarios, y hay una línea delgada que no puede pasarse, no puede confundirse no tener papeles, con no tener derechos y se corre el riesgo de que en buena parte del mundo los inmigrantes sean la nueva mano de obra barata, los nuevos esclavos.
¿En cualquier caso, hay lugar para el optimismo?
Sí, esto siempre es una cosa de claroscursos, incluso en épocas tan malas como ésta, porque desde septiembre de 2001 hemos vivido una situación de restricción constante, pero han avanzado cosas, la pena de muerte va en retroceso y la justicia internacional ha dado pasos importantes, tenemos un tribunal penal internacional y esto se produce con una sociedad civil mucho más humanizada; ahora no nos venden la moto, ni la compramos. La gente quiere reglas para moverse y romperlas nos hace más inseguros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario